Tarija, votó con la cabeza

Análisis de la segunda vuelta electoral en Bolivia, Por: Andrés René Castellanos Márquez

La segunda vuelta presidencial dejó al descubierto una verdad que los números no pueden ocultar: Tarija volvió a ser el departamento que define el equilibrio político nacional.

En medio de una elección altamente polarizada, el voto tarijeño se caracterizó por ser consciente, en el que primó elegir sobre las propuestas a diferencia del resto del país dónde el voto se caracterizó por ser emocional ya sea por afectos o desafectos con los candidatos.

En la primera vuelta, la alianza de LIBRE junto al FRI y los Demócratas logró un meritorio segundo lugar en el departamento. Sin embargo, fue en la segunda vuelta donde se consolidó la verdadera victoria política: LIBRE, sumo a la estructura territorial y política de UNIR, alcanzó el primer lugar departamental, superando al PDC, que había articulado su bloque con el MNR del alcalde Johnny Torres, TODOS del exgobernador Adrián Oliva, el MAS y UN de Samuel Doria Medina.El resultado final fue claro: En la ciudad de Tarija, el resultado fue contundente.

LIBRE obtuvo cerca del 60% de los votos, logrando una amplia ventaja sobre el PDC, pese a que su candidato, Rodrigo Paz, fue alcalde de la capital tarijeña.

En el departamento LIBRE logro un 50.31% frente al PDC 49.69% en el total departamental, una diferencia mínima pero decisiva en el histórico de últimas victorias del MAS en el departamento.

Ese resultado no se explica por azar. Fue producto de un reordenamiento político profundo, donde las estructuras que priorizan la gestión, la institucionalidad y la estabilidad se impusieron sobre las alianzas de coyuntura.La incorporación de UNIR a la articulación política de la segunda vuelta fue determinante.

Su peso territorial, su organización en los barrios y su capacidad de movilización electoral marcaron la diferencia en la capital, consolidando a UNIR como una de las principales fuerzas políticas del departamento.Mientras el bloque contrario apostó por una alianza amplia pero débil en coherencia, Tarija eligió el camino de la madurez y la estrategia.

Optó por una alternativa democrática y liberal que representa equilibrio, gestión y visión de futuro.Este voto no fue un impulso emotivo, sino una decisión política racional: respaldar una propuesta que defienda la institucionalidad, la autonomía y la estabilidad regional frente a la improvisación y el oportunismo.

La elección confirmó que Tarija es hoy el punto de referencia del nuevo mapa político nacional. Su voto fue conciente, el liderazgo político actuó con inteligencia y sus estructuras demostraron que están vivas, cohesionadas y listas para proyectarse más allá del ámbito departamental.Más que un nuevo escenario electoral, lo ocurrido fue una victoria política de la estrategia sobre la fragmentación.

Tarija habló con claridad, y su mensaje fue escuchado en todo el país: cuando hay organización, coherencia y liderazgo territorial, el sur vuelve a marcar el rumbo de Bolivia.