
El presidente Rodrigo Paz inauguró su gestión con un mensaje cargado de promesas y desafíos, asegurando que su Gobierno ya trabaja para poner fin a la crisis energética que afecta al país.

En su discurso, el mandatario reconoció que Bolivia atraviesa una etapa de “escasez que golpea a cada familia”, pero afirmó que desde la noche anterior comenzaron a ingresar cisternas de diésel y gasolina para normalizar el suministro y eliminar las largas filas en los surtidores.
Durante su intervención, Paz no evitó cuestionar a las anteriores administraciones por el mal manejo de los recursos durante los años de bonanza. “¿Qué carajo hicieron con tanta bonanza?”, se preguntó, señalando que muchos bolivianos hoy enfrentan dificultades económicas pese a la riqueza que tuvo el país.
Además, adelantó que su gobierno reducirá ministerios innecesarios, eliminará cargos políticos heredados y auditará empresas estatales para redirigir fondos hacia hospitales, educación y empleos dignos.

El nuevo presidente también anunció medidas de apertura económica, como la reducción de aranceles para productos que Bolivia no fabrica, junto con un plan de modernización del sistema energético y digital. Su discurso, transmitido en cadena nacional, fue acompañado por imágenes del ingreso de cisternas al país, lo que reforzó su mensaje de acción inmediata.
Las reacciones no se hicieron esperar. Líderes políticos y exmandatarios coincidieron en que Bolivia inicia un nuevo ciclo, aunque con grandes retos institucionales y económicos. Jorge “Tuto” Quiroga destacó la urgencia de reconstruir el Tribunal Supremo Electoral; Jeanine Áñez pidió paciencia a la población; y Carlos Mesa llamó a exigir responsabilidades sin caer en la revancha política.
Por su parte, el fiscal general Róger Mariaca, el empresario Samuel Doria Medina y el alcalde Manfred Reyes Villa coincidieron en que el mensaje de Paz marca el comienzo de una etapa de esperanza. “Va a haber pan y libertad”, afirmó Doria Medina, mientras que el obispo castrense Pedro Fuentes exhortó a que este tiempo sea de diálogo y consenso. Con estas expectativas, el nuevo Gobierno enfrenta su primer gran reto: devolver la confianza y garantizar el abastecimiento de combustibles en todo el país.
Fuente: El Deber
